Oigo
Tu voz
antojada
Dios no
existe ni crea
Y al rededor se yergue un muro de espadas que
se alzan furiosas
Piden la
sangre que quede, y con ella inundar un foso que cerque este nuevo palacio
Vidrios y esquirlas
detienen mi paso y conozco en mi piel el ocaso
Dios no
auxilia mi veda
Tu vela
abrazada
Caigo
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