Y tal vez te
encuentre en la cortina: sedosa, delgada, sutil y divisoria, como un pacto de
no agresión entre la luz y mi intimidad.
Mi estratosfera
es tu punto medio, y aún así, eres el pulso cotidiano de mis horas.
Si el viento no
te parte, me reservo el derecho de volar el segundo que te parta o que te vuele
de mis ojos.
Partir es parte
de existir;
Pero si partes yo
no existo, y corre mi sombra por la vida como dotada de alma transitoria.
Y transito por un
tránsito de esperas: mareadas, revueltas, impacientes y taciturnas.
Fuiste el punto
de partida de un viaje que divide el mundo en dos.
Mientras esté aquí,
da igual el hemisferio que elija;
Basta por si solo
al planisferio el hecho que la línea que lo divida seas,
una vez más seas
una vez más
seas, una vez más: Tú.